5 de septiembre de 2013

IMPUNTUALIDAD CRÓNICA




Jim Dunbar (de 57 años de edad, residente de la ciudad escocesa de Forfar), siempre va atrasado al trabajo, a las fiestas, a la cena con sus amigos, ha dejado a muchas mujeres plantadas esperando por él en las citas, e incluso tuvo que colarse en los funerales mucho después de haber comenzado.
Dunbar argumenta que su impresionante impuntualidad fue diagnosticada como un trastorno médico en una consulta en el Hospital Ninewells en Dundee, Escocia – a la que llegó 20 minutos tarde
Se cree que la enfermedad es causada por la misma parte del cerebro afectada por los que sufren de trastorno por déficit de atención (TDA), lo que significa que Dunbar no consigue evaluar adecuadamente el tiempo que tarda en concluir sus actividades. En consecuencia, el escocés se hace un enredo con los horarios y no es capaz de llegar a tiempo nunca.
Los especialistas asumen que la situación es causada por la parte del cerebro que afecta a aquellos que sufren déficit de atención e hiperactividad, lo que significa que el hombre no puede estimar, adecuadamente, el tiempo para hacer las cosas.


Algunos psicólogos creen que el atraso crónico puede ser un síntoma de un trastorno del estado de ánimo subyacente como la depresión. De hecho, muchas personas que sufren de trastorno de déficit de atención se quejan de que luchan a diario para mantener sus compromisos a tiempo.
Un estudio reciente a más de 200 personas, llevado a cabo por la Universidad de San Francisco, California, Estados Unidos, mostró que el 17% de las personas encuestadas sufrían de demora crónica. Los que no consiguen ser puntuales muestran patrones similares de comportamiento que aquellos que tienen TDA, incluyendo trastornos de ansiedad y autocontrol. Pero, hay una buena noticia: Los investigadores dicen que el problema, que afecta tanto al lado personal como a la parte profesional, no es irreversible.
Dunbar recientemente trató de ir al cine y a sabiendas de que podría ser un problema llegar a tiempo a la sesión de las 19 horas, tomó 11 horas de anticipación. Sin embargo, logró llegar 20 minutos tarde.
El ex funcionario público tiene un reloj especial en su sala de estar, que utiliza frecuencias de radio sintonizadas con un transmisor ​nacional para asegurarse de que el tiempo que se muestra es siempre el correcto (incluso segundos), pero ni eso lo ayuda. Afirma que ya han intentado usar reloj de pulso, retrasar los relojes de la casa, pero no ha encontrado una solución.
Dunbar dice que ha tenido que vivir con esta condición durante toda su vida. Desde el momento en que iba a la escuela (que puede recordar llegar tarde a clase cuando tenía cinco años de edad), hasta el diagnóstico del año pasado, Dunbar dice que se culpó a sí mismo. “Mi familia no creía en mí y pensaban que estaba poniendo excusas. ”
“He llegado tarde a los funerales, tuve que entrar a escondidas y permanecer en la parte posterior. Acordé con un amigo pasar a recogerlo determinado día para irnos de viaje. Tenía que estar allí al mediodía, pero llegué con cuatro horas de retraso. Él estaba furioso porque teníamos reservaciones y todo. En otra ocasión, un amigo me invitó a comer y me encontré con él más de tres horas después de la comida. Esto ha afectado toda mi vida”, recuerda.
Sin embargo, algunos expertos se muestran escépticos sobre el diagnóstico de Dunbar. “La condición no aparece en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Psiquiátrica Americana, así que no estoy seguro de que realmente se le puede llamar una condición médica”, dijo Sheri Jacobson, psicoterapeuta y director de la Clínica Terapéutica Harley en Londres, Gran Bretaña.
“El retraso repetido es generalmente un síntoma de una enfermedad subyacente, como el TDA o la depresión, pero también puede ser simplemente un hábito. “Creo desaconsejable hacer de toda conducta humana cotidiana una condición médica”, opina.





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