Preparándose para su
tesis, Teresa toma la decisión de irse al bosque de su localidad para tomar fotografías
de la naturaleza y hacer trabajos de investigación. Ella conocía muy bien el
lugar porque había estado ahí anteriormente, por lo cual no tuvo problemas para levantar un campamento y quedarse ahí el tiempo necesario.
Además del trabajo, ciertamente disfrutaba la tranquilidad del entorno,
vivía buscando pretextos para estar en contacto con la naturaleza, y
esa era la ocasión perfecta, estaría días sola en medio del bosque sin
nadie que la molestara, su única compañía serian bellos paisajes que
tanto amaba.
Todo lo que estuviera a su paso lo fotografiaba,
etiquetaba y tomaba una pequeña muestra, por lo cual lo más importante
le era cargar su cámara y maletín en todo momento, hasta el más pequeño
insecto era merecedor de un set de fotografías, diez, veinte de ellas.
Llenó más de diez rollos de fotografías, durante los tres días que pasó
en el bosque.
Después de haber pasado el tiempo planeado en el bosque, regresó a
casa con toda la información necesaria para armar su reporte. En el
camino llevó los rollos al revelado, y mientras estaban listos, preparó
las muestras y anexo a su escrito los datos faltantes. Horas más tarde
fue a recoger las fotografías y se encontró una desagradable sorpresa. La
mayoría de las imágenes parecían normales, arboles, animales, insectos,
hojas… pero después de un rato clasificándolas, se encontró que en tres
de los rollos había sets de fotos de ella, dormida en su tienda en medio de la noche.
A pesar de lo mucho que amaba el
bosque no volvió a acampar en el, ni en ningún otro lugar, por temor a quien o
eso, que la observó aquella noche, regresara... y por el temor a que le ocurriera algo peor...
Sábado Macabro...
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