Publicado el
8 de agosto de 2013
a las
10:00 a. m.
por
Soul Reaver X
Después de dominar la electricidad, el trolleo fue uno de los principales usos de la misma.
El clérigo y físico francés Jean-Antoine Nollet,
por ejemplo, adoraba alinear a la Guardia Real de Luis XV para
demostrar cómo la electricidad pasa de un cuerpo a otro si todos estaban
en contacto con el cable eléctrico. También repitió este experimento
con unos 200 monjes franceses, y en ambos casos, no se molestó en
explicar lo que estaba haciendo: sólo pidió la gente a permanecer de pie
y tocar el cable.
Ya el físico alemán George Bose tenía una forma más divertida de trollar.
En una de las fiestas que organizaba, Bose invitó a una mujer joven y
atractiva para cargar su cuerpo de electricidad. Luego invitó a algún
caballero distinguido a besarla. El choque fue tan fuerte que casi
arrancó los dientes de los participantes.
Benjamin Franklin y
Thomas Jefferson no se quedaron atrás. Franklin acostumbraba a
electrificar varios objetos y ambientes de su casa, sólo por diversión.
La puerta de entrada de su casa, por ejemplo, para asustar a los niños
en la región. Mientras tanto, Jefferson llevaba en el bolsillo una
pequeña botella de Leyden, una especie primitiva de capacitor que
habilitaba al inventor para electrocutar todo lo que tocaba.
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