Una anécdota es que Robert hizo las grabaciones con su guitarra Gibson medio destruida y de la que no se separaba jamás, y de cara a la pared. Los directivos del estudio corrieron el rumor que era para que no le vieran los ojos poseídos al cantar, aunque algunos músicos lo atribuyen a que la acústica así era mejor. Esto y el hecho de que algunos conocidos le atribuyeran extraordinarias habilidades, como por ejemplo, tras una tarde de charla, con la radio de fondo y Robert sin prestar atención a la música, era capaz al día siguiente de reproducir cada canción por orden y nota por nota.
Su leyenda aumentaba a pasos agigantados, y la gente acudía en masa a vele, atraídos por su música y por el morbo de su personalidad, cada vez más esquiva que le llevaba a tocar en semipenumbra para que la gente no viera su manera de puntear la guitarra, o a desaparecer en medio de una actuación. Su vida iba frenéticamente de un lugar a otro. Buscaba a una mujer en cada ciudad, tocaba en un local y desaparecía, hasta que el 13 de agosto de 1938, en Greenwood, Carolina del Sur, el diablo se cobró su supuesta deuda.
Robert tuvo el error de seducir a la mujer del dueño del local donde tocaba esa noche, el “Three Forks” y le dieron una botella de whisky abierta. Antes de que Robert pudiera beber, un músico que le acompañaba se la quitó y la rompió advirtiéndole que nunca bebiera de una botella abierta, pero Robert se enfadó y le trajeron otra botella también abierta de la que bebió.
En mitad del concierto, Robert dejó de cantar, dejó su guitarra a un lado y salió a la calle. Los tres días que siguieron estuvo delirando hasta que murió envenenado por la estricnina que contenía la botella de whisky el 16 de agosto, con 27 años, los mismos que extrañamente tenían al morir otras grandes leyendas de la música como Jim Morrison, Jimmy Hendrix, Janis Joplin y Kurt Cobain .
En “Me and ther Devil blue”s , pedía ser enterrado a un lado de la carretera: “You may bury my body Down the highway side”, pero existen tres tumbas que supuestamente contienen sus restos.
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