Esta macabra historia tiene lugar en Tailandia, trata sobre un niño que murió a los 6 años de edad y que fue enterrado de la forma tradicional en un templo de la localidad.
Cierta noche, la madre del pequeño fallecido tuvo un sueño donde recibió un mensaje de su hijo solicitándole que su cuerpo fuera trasladado a otro sitio pues no se sentía cómodo en su tumba y sufría de acoso por los habitantes de los otros sepulcros.
En un principio, la madre no le dio mucha importancia, pero los sueños se hicieron recurrentes noche tras noche, en estos el niño no paraba de pedirle que su cuerpo fuera trasladado a otro templo.
Cuando la mujer cuenta de estos sueños a su marido, que inicialmente se niega, termina por satisfacer el deseo de su mujer y acuerdan exhumar el cadáver, tan solo unos días después del funeral. Luego de descubrir el cuerpo ambos quedaron asombrados, pues los cabellos y las uñas del niño muerto habían seguido creciendo en aquellos pocos días.
Así fue que decidieron trasladar el cadáver a su casa, según los deseos del niño, donde lo conservan en una urna de vidrio.
La mujer cuenta que incluso después de tener el cuerpo desde hace varios años en casa, a menudo necesita recortar el pelo y las uñas del muerto. El inusual sepulcro atrajo la curiosidad de todo el pueblo, que inicialmente se vieron extrañados por la actitud de la pareja, pero hoy en día, suelen llevar juguetes y hacer culto al niño por lo que el matrimonio tuvo que construir una pequeña casa como lugar de adoración.
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