En los círculos científicos, Owen fue famoso por ser deshonesto y mal humorado. Uno de las mayores “perversiones” llevadas a cabo por el paleontólogo fue la eliminación del nombre de Gideon Mantell como el descubridor original del iguanodonte, una de las primeras especies de dinosaurios que se describieron científicamente. Más que eso, Owen llegó a utilizar su prestigio en la Royal Society para evitar que los artículos de Mantell fueran publicado. Los dos diferían, principalmente en la reconstrucción de imagen del iguanodonte a partir de su esqueleto.
Sin embargo, Owen no se detuvo allí. El archienemigo de Mantell logró, de alguna manera, escribir el obituario del científico, así que cuando murió, resultó un texto extremadamente frío en el que se subrayó que Mantell, el “padre” de los dinosaurios, sólo había hecho unas cuantas e insignificantes contribuciones científicas a través de su vida.
Y eso no es todo. La principal trollada de Owen llegó cuando descubrieron que la columna del accidentado Mantell ya tenía una deformación, lo que contribuyó a la complicación de su cuadro de salud con el accidente. Mientras tanto, Owen decidió exponer la deformidad de Mantell junto con otras “aberraciones” en un museo de medicina.
Owen murió en 1892 y, como una especie de venganza más allá de la tumba, la columna de Mantell fue arrojado a la basura, en los años 70, cuando el museo decidió deshacerse de una parte de la colección por falta de espacio.
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