Aproximadamente 200 inmigrantes ilegales asiáticos eran esclavizados debajo de un mercado, utilizándolos para realizar trabajos textiles.
Moscú atrae a millones de inmigrantes de las ex repúblicas soviéticas de Asia Central, que se quedaron en la pobreza después de la desintegración de la URSS en 1991. Tayikistán, Uzbekistán y Kirguistán son algunos de los países más pobres de la región, y muchos dependen de las remesas que estas personas envían a casa desde su trabajo en el extranjero.
Se emplean a menudo en trabajos mal pagados, como la limpieza de calles y la construcción, y a menudo son víctimas de malas condiciones de vida, redadas policiales y los ataques discriminatorio de nacionalistas rusos.
Un informe reciente de Human Rights Watch puso en evidencia los malos tratos hacia los migrantes, se detalla que son sometidos a largas horas de trabajo, malas condiciones de vida y en algunos casos, no se les paga un centavo. Los migrantes son “generalmente pobres, al no hablar ruso tienen poco contacto con la sociedad civil y por ende, con personas que puedan asistirlos. La situación ilegal en la que se encuentra los hace vulnerables para la explotación.
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